martes, 20 de julio de 2010

Tumbas en el tiempo.

- ¿Me dejas hacerte una fotografía?
- Mmm, ¿Una foto mía? OK, pero ¿Para qué?

- Bueno, me gustaría tener algo tuyo.

- Me tienes a mí.

- Sí, pero... es que quiero recordarte, no sé, cuando ya no estemos juntos.

- Podrás recordarme cuando quieras, no te lo puedo impedir.


...Desde entonces me gusta memorizar los pedacitos de vida y convertirlos en eso que la gente llama
recuerdos. Memoricé sus manos, me encantó tocarla y hacer lo mismo con su rostro. Me encanta memorizar los aromas, los colores. Me gusta grabar todo y mezclarlo de manera perfecta en mi cabeza. Solo así puedo arrebatarle al tirano tiempo los pedazos que erosiona de mi vida para incorporarlos a su cauce.

No todas las personas merecen ser recordadas. A veces ese mérito es como el amor, uno no lo busca o al menos no lo elige. Al ser un fantasma social no me importa si lo merezco, lo único que sé es que no lo quiero. A lo mejor es un acto de egoísmo, pero de verdad que no quiero, al menos no en fotografías.


Las fotografías son tumbas en el tiempo con epitafios tácitos que no siempre son agradables, en ocasiones no deseables, hasta inoportunos (yo diría). Igual que las tumbas, se van llenando de moho, de tierra, se decolaran igual que los pensamientos y pierden sentido. No es lo mismo recordar a la persona inesperadamente, incluso por cualquier tontería, que recordarlo por sólo porque has tropezado con su tumba.




4 comentarios:

reptilio dijo...

las chicas siempre te la aplican asi... y para que?....

David Webb dijo...

Bueno si, las chicas a veces se la aplican a uno, pero yo hablaba en general.

Unknown dijo...

Ah, mira. Me gustó eso de que las fotografías son tumbas. Bastante interesante.

En una nota menos seria: imaginé una foto de una tumba, jaja.

David Webb dijo...

jajaja Aldo, me encanta tu sentido de humor. Sí, por ahi tengo en el tintero algo parecido, a ver si luego lo publico. Saludos.