martes, 4 de enero de 2011

2010

Por fin termina el mentado año del Bicentenario o mejor dicho, el año del mentado Bicentenario. Me gustan las fiestas patrias pero esta vez se le pasó la mano al gobierno (no solo al federal). En fin terminó y en parte me alegra.

2010 fue un año paradójico, pasaron tantas cosas y a la vez fue tan veloz que no sentí ni cómo paso. Cuando era niño escuchaba que los mayores decían que el Tiempo pasaba demasiado deprisa, mientras que para mí, un año se me hacia eterno. De pequeño uno tiene ganas de crecer y hacer tantas cosas pero el Tiempo ingrato se aferra a su paciencia. Después uno crece, pasan algunas cosas que uno quiere que duren para toda la vida nuevamente el Tiempo se encarga de estropear la fiesta. En parte a todo eso se debe mi guerra contra el Tiempo.

2010 me hizo conocer el amor, bueno, algo así, en realidad me convencí de que no lo era y por eso decidí terminarlo. No me gusta jugar con el Tiempo y la vida de las personas que quiero. 2010 también regaló muchos amigos y otros tantos conocidos, tantos que creo que hasta soy famoso. Logré convencerme de ciertos asuntos y de otras muchas cosas que al final me di cuenta que la decepción no mata, lo que mata (y atormenta mucho) es la duda. Ahora siempre mato las dudas.

El 2010 fue el año de muchas primeras veces, de experimentos de sondeos y de darme topes con la pared. También me encargué que fuera el año de las últimas veces. A la vez fue un año de mucha holgazanería, tan solo hay que ver lo poco que publiqué y lo poco que comenté en mis blogs favoritos.

En fin, entre lo positivo y lo negativo creo que el saldo es ligeramente mayor a cero, lo cual me deja con un gran desconcierto que me he prometido remediar en este 2011. Tengo la impresión de que solo me dediqué a ver pasar el Tiempo y ahora me digo a mi mismo lo que decía alguna vez el gran Nicolás Alvarado “El Tiempo corre y estás parado sobre la tenue línea que divide a la joven promesa del viejo pendejo”.

Podría parafrasear al Rosigerante con su “año nuevo, entradas nuevas” pero será mejor no hacer promesas y actuar.

Feliz y exitoso año a todos los que me leen y que ingratamente he descuidado. Sin más ni más, os digo: arriba el telón, que el 2011 ha comenzado.

David Webb.