lunes, 31 de octubre de 2011

Me armé de valor.

Me armé de valor y por fin vi 500 Days of Summer. Si alguien lee esta reseña, la entenderá parcialmente porque gran parte de lo que voy a escribir existe en un mundo paralelo que es muy difícil de entender, aun más de creer.

Ignoraba los detalles, solo tenía una idea vaga de qué trataba la cinta, sin embargo me negaba a verla porque intuía que algo de ahí tenía que ver conmigo. Y sí, algunas partes parecen haber sido tomadas literalmente de mi vida.

Inicia con la frase, a modo de advertencia:
Esta no es una historia de amor, es una historia acerca del amor.

La conocí en cuando me dedicaba algo totalmente diferente a lo que estudié y ella tenía un trabajo de oficina. Ella es muy bonita, encantadora, con una gran perspectiva de la vida. Yo un tipo serio, idealista que deja salir el buen humor y las ilusiones a través de la letras.

Yo creo en el amor, ella no (al menos a su manera). Ella habla de sus amores pasados como si se tratara de ropa que dejó de usar, yo hablo de mis amores como si fueran obras de arte con las que no me pude quedar porque ya están en alguna galería. Yo buscaba algo formal, ella algo informal. Ambos nos gustábamos pero eso no fue suficiente. Analizo la historia, los personajes, y me doy cuenta que ella (Summer) es tan ella y él (Tom) es tan yo. Tantas coincidencias intrigan, asustan.

Tom aprendió algo: No le puedes atribuir gran significado cósmico a un simple evento terrenal. Coincidencia. Eso es todo lo que hay. Coincidencia. Nada más que coincidencia.
Tom finalmente aprendió que no hay milagros. No existe el destino. Nada está destinado a pasar.

Yo sé que nada está destinado a pasar, aunque de alguna forma todo evento está (hasta cierto punto) predeterminado por cierta condiciones. Pero las coincidencias siguen pateándome la cabeza, revuelven mis ideas, me desconciertan:

  • El empleo de él, el empleo de ella.
  • El apellido del director.
  • El apellido de Geoffrey Arend.
  • La música.
  • La decoración de la recámara de Summer.
  • El muro de papeles en la habitación de Tom.
  • Summer.
  • Tom.
  • Etc, etc.

Supe de la película por ella, creo que esa fue la razón más poderosa para no querer verla.

Y a ella también la dejé de ver, coincidimos en más de una ocasión pero yo la veía sin que ella me viera. Después de esos días partí a una misión y dejé a alguien al mando que no hizo bien las cosas. No sé si se acuerde de mí, esa ya no importa. Cuando llegó el sobre con las instrucciones de la misión recordé mi verdadera naturaleza, que le mentí un poco para no decir quién verdaderamente soy y porque no puedo quedarme en esta vida mucho tiempo.

Y yo aprendí algo que ya venía haciendo desde hace tiempo:

La mejor forma de superar una mujer es convertirla en literatura. Henry Miller.

Aunque lo mío no sea precisamente algo que se pueda llamar literatura.




Portaros mal, aunque de eso trate vivir la vida.

sábado, 20 de agosto de 2011

Reliquias ambulantes

En San México ocurrió con los héroes de Independencia. Sus reliquias hicieron una tediosa peregrinación con un propósito que aún no entiendo. Ahora pasa lo mismo con las reliquias de Juan Pablo II, aquí sí entiendo el objetivo aunque los responsables aleguen otro.

Una cosa es la Iglesia Credo y otra la Iglesia Institución. A la primera la respeto y admiro profundamente, sin embargo soy incapaz de adoptarla por cuestiones muy personales que quizá explique algún día. A la segunda no, y creo que mucha gente comparte mi sentimiento, por tratarse de una institución que lucra con la primera, al grado que para referirse a ella bien podríamos denominarla El Vaticano, S.A. de C.V.

Juan Pablo II fue un personaje sumamente mediático, lo cual fue beneficioso para su empresa y otras ocasiones no tanto, al punto que es muy común escuchar que fue el más aclamado pero el más desobedecido. Él murió pero el sucesor no simplemente no cumplió con el perfil carismático, sino que antes de asumir el cargo bien se sabía de su complicidad en casos de pederastia y demás asuntos que poco se conocen. Desde mi punto de vista, la Iglesia Institución está en decadencia, tan sólo hay que analizar los estudios estadísticos que revelan el creciente desapego religioso, incluso el ateísmo.

Benedicto VXI no ha logrado llenar el gran vacío que dejó Juan Pablo II, eso más que afectarle personalmente, afecta a la institución. El recuerdo de Juan Pablo II aún está fresco y bien saben la importancia de explotarlo antes que se desvanezca. No es casualidad que de pronto surgieran milagros, requisito indispensable para la beatificación express, curiosamente sin pasar por el largo y burocrático proceso de investigación a que son sujetos quienes están en vía de la beatificación. Igual que un gobierno necesita ciertas estrategias mediáticas para apuntalar su reputación, el Vaticano ha tenido la idea de una gira de las reliquias del anterior papa.

Puedo apostar que durante el dichoso tour ocurrirán milagros, no sé cuantos pero quizá los suficientes para cumplir con el siguiente requisito de la santificación express, o cuando menos para ratificar que la iglesia Institución todavía cuenta con cierto prestigio, digno de ser reconocido a nivel mundial.




Pórtense bien, no sigan mi mal ejemplo de blasfemar contra el imperio del Vaticano, Dio$ los podría castigar.

martes, 9 de agosto de 2011

Tirso

Jamás pasó por mi mente investigar qué significaba su nombre. Era un lugar y una época dónde los nombres raros eran comunes, lo que realmente importaba era la calidad humana. Tirso sin duda era un hombre de gran valía, lo supimos después de un corto tiempo de conocerlo. Fue mi maestro de Inglés pero nunca supo que de él aprendí otras cosas tanto o más útiles para la vida.

Muchos le conocieron desde niño, por ellos supe lo difícil que era la vida en esos tiempos y las cosas que Tirso tenía que hacer para sobrevivir. Si de luchar se trata, Tirso sabía hacer eso desde pequeño. Si de cobardía se trataba, era Tirso quien siempre me enseño que la tristeza y la cobardía era la misma cosa. La cobardía era el miedo consentido y la valentía el miedo enfrentado.

Siendo yo un tipo serio, en principio no me agradaba su forma de ser, simplemente chocaba con mi solemnidad. Al paso del tiempo la rigidez de mi personalidad se ablandó y fue cuando empecé a comprenderlo. Tenía la gran capacidad de decir y hacer cosas que mejoraban el estado de ánimo de los demás. Siempre al tanto del acontecer noticioso, se daba el lujo de crear chistes o comentarios que a la par de producir una sonrisa dejaban una larga estela de reflexión.

No sé si era feliz o no. Me cuesta trabajo pensar que no lo era, pues su sonrisa y su alegría de todos los días no dejaban dudas, excepto cuando no lo acompañaba su esposa o alguno de sus hijos a la hora del almuerzo. Era entonces cuando su mirada se perdía a lo lejos pensado en no sé qué cosas. Dejé de verlo regularmente, el tiempo pasó tan rápido, era una gran alegría encontrarlo muy esporádicamente caminando por alguna calle. Platicar viejas anécdotas y ponernos al corriente de las noticias siempre era un deleite. Sus hijos ya eran adultos, creo que ya era abuelo.

Hace algunas semanas levanté el teléfono y me dijeron que el Maestro Tirso había muerto, se quitó la vida.



A veces uno se cansa de ser quién es y ya no hay marcha atrás. La vida suele ser tan dura, triste o tan distinta a la que siempre deseamos que para soportarla tenemos que crearnos otra personalidad. Cuando uno ya no tiene a Dios, ni la Fe (Dios y Fe no son necesariamente lo mismo) y la vida deja de tener sentido, al menos hay que conservar el buen humor mientras el resto aparece. Me aferro a pensar que el resto no apareció, quizá la espera fue tan larga que Tirso murió esperando porque no le quedaba mejor cosa que hacer.

Descansa en paz Tirso. Ahora soy yo quien continúa tus pasos, hasta que una espera dure más que mi entereza.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Presunta censura

Me alegra saber que no solo público mexicano me lee, de manera que a pesar de ser un tema muy trillado, en el siguiente párrafo haré una brevísima semblanza del tema pero no esperen que les cuente con detalles de qué trata el filme:

Presunto Culpable es un filme documental que denuncia las graves deficiencias y defectos del sistema mexicano de justicia. Me apena decir y reconocer que en mi país, si una persona es detenida por la policía, puede vivir todo un calvario. Resulta que una vez detenido, al acusado se le construye un expediente, el cual es muy difícil (por no decir que es imposible) de rebatir y no queda otra posibilidad más que probar la inocencia del acusado. Lo más lógico es que el Estado trabaje en buscar pruebas de la culpabilidad del acusado, presuponiendo siempre la inocencia de éste, no al revés.

Después de algunos días de exhibición en los cines, el documental se vio frente a una demanda judicial porque una persona (Victor) no dio su consentimiento para ser filmada, además argumentaba ser víctima de maltratos y acosos en la calle por parte de la gente que le identificaba. No me extrañaría que tras la acusación de Victor se escondan motivos económicos o incluso esté respaldado por algunas personas o dependencias de gobierno que ven ventiladas sus poco transparentes actividades en el filme.

A partir de esta contrariedad el Sr. Roberto Hernández, director y productor del documental, se dio a la tarea de defender su proyecto, cosa lógica y respetable, pero lo hizo desde la postura de mártir, provocando que muchas personas le hicieran comparsa, algunos por intereses laborales (varios periodistas de W Radio), otros por simple simpatía, otros por ignorancia y otros por su maldito fanatismo anti-gobierno (me refiero a los fan de AMLO).

Me extraña la forma de proceder de las personas detrás del documental. Hay al menos 2 o 3 muy buenos abogados y otras personas con influencias que bien podrían dedicarse a resolver, o al menos conciliar el problema de los derechos de autor (motivo de la demanda) en vez de enarbolar a la plebe, tal como lo hizo hace algunas semanas la periodista Carmen Aristegui cuando fue despedida de MVS Noticias o como siempre lo hace AMLO y fans que le acompañan.

Los productores del filme argumentan que son víctimas de la censura porque la obra fue retirada de las salas de cine (el dia 9 de Marzo volvió a los cines). Estrictamente hablando, solo se aplicó la ley, se retiró el filme para poder deliberar sobre el caso, no hacerlo implicaba una violación a los derechos del demandante.

Hasta donde entiendo, el documental es un proyecto privado, no tiene la intención, ni la obligación de donar sus ganancias. Dado que a mí tampoco me gusta la censura y es la principal queja de los afectados, aquí les dejo a dirección de YouTube para que ven al documental o bien descárguenlo de Internet. La censura ya no es debe existir si existe Internet, ya no es posible tapar el sol con un dedo. Si hablamos de ganancias económicas mejor paguen su boleto en el cine, pero eso no importa, lo que importa es difundir el filme, al menos eso es lo que entendí después de tanta pugna anti-censura.

Ricardo Cayuela de la revista Letra Libres emitió una interesante crítica sobre el tema, pueden escuchar el audio aquí o bien descargar aquí.

Pórtense bien y ya no se tiren al piso para hacer berrinches, nadie los levantará y nunca faltará quien les de una patada para que se levanten.

DESCARGUE LA PELICULA AQUI ↓
PD: Para que no compren la película pirata, he decidido publicar el link para descargarla aqui mero, pesa 650 MB y la calidad es muy buena.

jueves, 24 de febrero de 2011

La verdadera locura

George Georgiou ganó el “World Press Photo” en 2003 y 2005, además del “Nikon Press Award” en 2004. Tiene un blog muy interesante, pero le recomiendo la sección Hidden: Psquiatric Hospitals

La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
Heinrich Heine

La ciencia de lo inútil

— ¿Qué piensa usted de las artes?
— El arte es la ciencia de lo inútil.

El médico frunció la frente, sorprendido. Aquella respuesta no cuadraba con la personalidad que había creído adivinar en su paciente.

— ¿Quiere decir que desprecia usted las artes; que las considera algo trivial, y a quiénes las practican gentes desocupadas que no tienen otra cosa mejor que hacer?
— ¡Nada de eso, doctor! ¡Considero que el arte es tanto más sublime cuanto mayor es su inutilidad!
— Explíquese mejor.
— El hombre es el único animal que se crea necesidades que nada tienen que ver con la subsistencia del individuo y con la reproducción de la especie. No le basta comer para alimentarse, sino que condimenta los alimentos, de modo que añadan placer a la satisfacción de su necesidad. No le basta vestirse para abrigarse, sino que añade, a esta función tan elemental, la exigencia de confeccionar su ropa con determinadas formas y colores. No se contenta con cobijarse, sino que construye edificios con líneas armoniosas y caprichosas que exceden de su necesidad: lo cual no ocurre con la guarida del zorro, la madriguera del conejo o el nido de la cigüeña. ¿Hay algo más inútil que la corbata que lleva usted puesta? ¿De qué le sirve al estómago una salsa Cumberland o un Chateaubriand a la Périgord? ¿Qué añade al cobijo del hombre el friso de una escayola o las orlas en forma de signos de interrogación de los hierros que sostienen el pasamanos de una escalera? Pues bien: todo eso que está inútilmente "añadido a la pura necesidad"... ¡ya es arte! La gastronomía, la hoy llamada alta costura y la decoración son las primeras artes creadas por nuestra especie, porque representan los excesos inútiles añadidos a las necesidades primarias de comer, abrigarse y guarecerse.
— Dígame, señora de Almenara, ¿dónde ha leído ese ensayo sobre la inutilidad? ¡Me gustaría conocerlo!
— ¡No necesito leer a los demás para formarme una opinión, doctor!
— Prosiga, señora: me tiene usted absolutamente fascinado.
— Pues bien —continuó Alicia—, en el momento mismo en que el espíritu creador del hombre se despegó incluso de la necesidad primaria para producir sus lucubraciones, nacieron las grandes Artes: la Poesía, la Danza, la Música y la Pintura.
— Olvida la Arquitectura.
— Considero a la Arquitectura, como a la Gastronomía, un añadido inútil a una necesidad "primaria". La Danza, en cierto modo, también tiene este lastre, pero se aleja más de la necesidad. Es... ¿cómo explicarme?, una... una... ¡una mímica sublimada! ¡Eso es lo que quería decir! Tal vez la Danza sea anterior al lenguaje y tuviera en sus orígenes una intencionalidad práctica: con carga erótica, reverencial o religiosa. ¡Yo no estaba allí, y no sé qué "intencionalidad" tenía! Pero no hay duda que encerraba "un propósito", encaminado a la consecución de un fin. No sé si me explico, pero la intencionalidad es algo muy superior a la "necesidad primaria". Está ya directamente relacionada con el juicio y la voluntad. "Quiero esto y voy a demostrarlo con gestos y ademanes rítmicos". ¡Y la Humanidad se puso a danzar! ¡De ahí a la Paulova o a Nureyev no había más que un paso! La Pintura pertenece a un género superior. ¡Es más inútil todavía! Tiene un lejanísimo parentesco con la escritura ideográfica, mas una vez añadida su carga de inutilidad, la distancia entre lo necesario y lo que no sirve para nada, se hace tan grande, que la considero entre las primeras de las Artes Mayores. ¿No opina lo mismo, doctor?
— Mi querida amiga, no es mi opinión lo que interesa, sino la suya.
— ¿Y no le interesa que a mí me interese conocer su opinión, doctor? ¡Sería muy poco galante de su parte dejarme hablar y hablar sin intervenir!
— Eso es precisamente lo que deseo, señora. Y empiezo a pensar que se le ha acabado la inspiración. ¿Cómo juzga usted la Poesía?
— Paralela en méritos a la Pintura, aunque un tanto más inútil todavía. ¿Qué quiere decir, o para qué sirve decir:

Mi corazón, como una sierpe
se ha desprendido de su piel,
y aquí la miro entre mis dedos
llena de heridas y de miel ?

— "¡Oh, doctor! Ni el corazón tiene una piel como la de las serpientes que se la cambian cada temporada como las modas de las mujeres, ni los ofidios ni el corazón acostumbran a impregnarse del zumo de las abejas; ni hay hombre que pueda contemplar víscera tan delicada entre las manos: pues si estuviese vivo moriría en el intento; y si muerto, no podría contemplarla. ¡Y sin embargo este poemilla de García Lorca es arte puro!
— "Queda, por último, la Música. ¿Qué mayor inutilidad que unir unos ruidos con otros ruidos que no expresan directamente nada y que pueden ser interpretados de mil distintas maneras según el estado de ánimo de quien los escuche? ¿A quién alimenta eso? ¿A quién abriga? ¿A quién cobija? ¡A nadie! La Música es la más inútil, biológicamente hablando, dé todas las Artes y, por ello, por su pavorosa y radical inutilidad, es la más grande de todas ellas; la menos irracional, la más intelectual, la más espiritual, la más humana, en tanto que esto signifique superación de los seres inferiores. Porque lo cierto es que hay quien entiende, ¡equivocadamente, claro está!, por "humano"...
Alicia se detuvo y se sonrojó:

— ¡Ah, doctor, estoy hablando como un ser pedante e insufrible! Discúlpeme. No quiero hablar más.

….

Cuando la paciente hubo salido, el médico anotó unas palabras en un bloc. A las que añadió con gesto malhumorado: "¡No es usual ver a los ángeles en el infierno!" Mas en seguida lo tachó porque se avergonzaba de haberse dejado fascinar, cautivar, por la belleza, el encanto y la rara personalidad de Alice Gould.


Es solo un fragmento interesante del libro
Los renglones torcidos de Dios,
Torcuato Luca de Tena.

Sí, he vuelto, jejeje (risa nerviosa y apenada). Gracias a todos por leerme.

David Webb

martes, 4 de enero de 2011

2010

Por fin termina el mentado año del Bicentenario o mejor dicho, el año del mentado Bicentenario. Me gustan las fiestas patrias pero esta vez se le pasó la mano al gobierno (no solo al federal). En fin terminó y en parte me alegra.

2010 fue un año paradójico, pasaron tantas cosas y a la vez fue tan veloz que no sentí ni cómo paso. Cuando era niño escuchaba que los mayores decían que el Tiempo pasaba demasiado deprisa, mientras que para mí, un año se me hacia eterno. De pequeño uno tiene ganas de crecer y hacer tantas cosas pero el Tiempo ingrato se aferra a su paciencia. Después uno crece, pasan algunas cosas que uno quiere que duren para toda la vida nuevamente el Tiempo se encarga de estropear la fiesta. En parte a todo eso se debe mi guerra contra el Tiempo.

2010 me hizo conocer el amor, bueno, algo así, en realidad me convencí de que no lo era y por eso decidí terminarlo. No me gusta jugar con el Tiempo y la vida de las personas que quiero. 2010 también regaló muchos amigos y otros tantos conocidos, tantos que creo que hasta soy famoso. Logré convencerme de ciertos asuntos y de otras muchas cosas que al final me di cuenta que la decepción no mata, lo que mata (y atormenta mucho) es la duda. Ahora siempre mato las dudas.

El 2010 fue el año de muchas primeras veces, de experimentos de sondeos y de darme topes con la pared. También me encargué que fuera el año de las últimas veces. A la vez fue un año de mucha holgazanería, tan solo hay que ver lo poco que publiqué y lo poco que comenté en mis blogs favoritos.

En fin, entre lo positivo y lo negativo creo que el saldo es ligeramente mayor a cero, lo cual me deja con un gran desconcierto que me he prometido remediar en este 2011. Tengo la impresión de que solo me dediqué a ver pasar el Tiempo y ahora me digo a mi mismo lo que decía alguna vez el gran Nicolás Alvarado “El Tiempo corre y estás parado sobre la tenue línea que divide a la joven promesa del viejo pendejo”.

Podría parafrasear al Rosigerante con su “año nuevo, entradas nuevas” pero será mejor no hacer promesas y actuar.

Feliz y exitoso año a todos los que me leen y que ingratamente he descuidado. Sin más ni más, os digo: arriba el telón, que el 2011 ha comenzado.

David Webb.